sábado, 18 de septiembre de 2010

el peronismo domesticado


Ya en los años 30` Hipólito Yrigoyen tuvo que enfrentar en su gobierno primero y en el llano después, a un sector de radicalismo que era el que el Régimen permitía: los alvearistas que se ofrecìan como la cara amable y elegante frente a la chusma de los peludos.
Ese es el rol que juegan hoy los llamados peronistas "disidentes". No se presentan como la contracara cultural o el antisistema. No levantan ninguna bandera que tenga que ver con la justicia y la soberanía.
Se presentan como el espacio peronista de los buenos modales que puede ir a comer a lo de Mirta Legrand sin provocar el mínimo enojo a su conductora. O pueden ir a aplaudir a Biolcatti en la Sociedad Rural si hacer sentir incómodos a sus anfitriones.
Por eso no tienen futuro. No cuestionan.
El peronismo cuando enamora se presenta como la voz de rincones postergados, marginados, ninguneados de la sociedad. Pierde su misión histórica cuando se presentan como el rostro amable y tolerado de los intereses concentrados económicos, culturales, religiosos y sociales.
Por eso no tienen futuro. Si lo tuvieran, en ese caso vendría otro movimiento histórico a reemplazarlos.
Como le pasó al radicalismo domesticado en 1945.