Algunos cambios ya no son tan imperceptibles.
Contra las advertencias y la millonaria campaña de la cámara patronal y de los partidos de derecha, que argumentaron que se perderán miles de empleos y las empresas se marcharían al extranjero, los helvéticos optaron por una ley que impone duras restricciones a las compañías.Aprobaron ayer por una mayoría aplastante del 67,9% limitar los salarios excesivos y otros "paracaídas dorados", como bonus e indemnizaciones, de los directivos de las grandes empresas.
Se da nada menos que en Suiza, país que se destacó, durante décadas, por aplicar un modelo económico particularmente liberal.
La sola idea de que el Estado interviniera en los sueldos percibidos por las altas jerarquías empresariales parecía absurdo.
Las crisis no vienen solas.
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