Es cierto que, como él dice, necesitamos "integrar a las islas, no aislarlas". Pero eso ahora es imposible, y él lo sabe. Como sabe que no por afán de integración los argentinos debemos renunciar a los derechos que históricamente nos asisten. Y no por integrar a los malvinenses tendríamos que ceder en los reclamos. Los cuales, afortunadamente, en estos días son pacíficos, racionales y basados en argumentos y derechos que son parte de nuestra historia. El aislamiento de los isleños no resulta obra de nuestros gobiernos sino que es un hecho incontestable. Y es que son una isla.
Lanata dice también que: "Tenemos que afrontar el hecho de que hemos perdido la guerra, Malvinas ya no es parte de Argentina (...) es parte de nuestra imaginación. Estamos tan cegados por los años de retórica que no podemos ver la realidad". Lo que es una verdad a medias, porque si bien es obvio que perdimos aquella infortunada guerra y eso hace que, de hecho, no sean "parte de Argentina", no por eso son un deseo imaginario de nuestro pueblo. No dudo de que Lanata sabe lo que ese tipo de deseos producen, como no dudo que en el imaginario colectivo argentino hay conciencia de la derrota, pero también de que el derecho internacional nos asiste y que la conducción actual del reclamo es la mejor de las posibles, y por eso nuestro país está recibiendo las adhesiones que recibe.
No puedo creer que Lanata no vea esto, porque sé de su inteligencia y agudeza. En todo caso, parafraseándolo, me parece que está tan cegado que no puede ver la realidad. Si no, debatiría este asunto con la altura que el asunto merece. (artículo de Mempo Giardinelli completo acá).