Lo cuenta Mariano Martín.
Esta vez, la superintendente de Servicios de Salud, Liliana Ko-renfeld, no se limitó a escuchar. Les dijo a sus interlocutores que finalmente había una respuesta para ellos. Prometió que al día siguiente saldría un decreto con una rebaja de aportes impositivos de cinco puntos sobre lo que pagan las organizaciones de salud de los gremios, equivalentes a $ 2.000 millones de pesos.El compromiso, que entusiasmó a los sindicalistas y les hizo creer que por fin obtenían las respuestas que el Gobierno le negaba a Hugo Moyano, duró menos de doce horas. Habría un decreto con una inyección de fondos extra, pero no sería a través de una rebaja impositiva, sino mediante subsidios. Por el mismo monto.
Sólo que, en una modalidad ya habitual en los Kirchner, la distribución de recursos no se daría de manera automática (como pautaba el cambio de aportes), sino discrecional y en la medida en que el Ejecutivo lo juzgase conveniente.
En los casi nueve años en que Moyano fue el principal sostén sindical del Ejecutivo, las medidas relacionadas con el ámbito laboral y de las obras sociales fueron fruto del constante tira y afloja. De hecho, el camionero tenía regados en los organismos encargados de la distribución de fondos a hombres de su confianza, desde el área de legales hasta los sistemas informáticos. Todos los expedientes de reintegros para obras sociales pasaban al menos por tres despachos en los que había cuadros colgados del sindicalista en lugar de sanitaristas. De esa pinacoteca ya no quedan rastros.
En los casi nueve años en que Moyano fue el principal sostén sindical del Ejecutivo, las medidas relacionadas con el ámbito laboral y de las obras sociales fueron fruto del constante tira y afloja. De hecho, el camionero tenía regados en los organismos encargados de la distribución de fondos a hombres de su confianza, desde el área de legales hasta los sistemas informáticos. Todos los expedientes de reintegros para obras sociales pasaban al menos por tres despachos en los que había cuadros colgados del sindicalista en lugar de sanitaristas. De esa pinacoteca ya no quedan rastros.