El
trabajo de
Enrique Zuleta Puceiro se desarrolló entre el
25 de marzo y el 4 de abril, y se basó en una muestra de
1200 entrevistas directas a una población mayor de 18 años, residentes en
65 localidades de todo el territorio nacional.
El
48,4 por ciento de los encuestados consideró
bien o muy bien a la política exterior argentina relacionada con las islas.
El 29,5 por ciento la estimó regular, el 18 por ciento la consideró mal o muy mal, y el 4,1 por ciento restante prefirió no responder.
“Según su opinión, ¿qué país cree que generó el nuevo conflicto sobre las islas?”, indagó el cuestionario. El 60,6 por ciento de los encuestados aseguró que el responsable es el Reino Unido; el 19,7 por ciento dijo que es Argentina; el 16,4 por ciento eligió a ambos países como causantes del conflicto; mientras que el 3,3 por ciento prefirió no contestar.
El sondeo consultó también cuál es la principal causa del conflicto. El 26,2 por ciento dijo que es un conflicto por la soberanía de las islas; el 20,5 argumentó que es por los recursos naturales y el petróleo; un 18 por ciento indicó que ambos países lo utilizan como mecanismo de distracción; otro 18 se inclinó por pensar que es un pretexto del gobierno argentino para distraer a la opinión pública interna; mientras que el 9 por ciento de los encuestados, en cambio, sostuvo que es un conflicto por la posición estratégica militar. El 4,9 no respondió y el 3,3 restante adujo que es un pretexto del gobierno británico para distraer a su propia opinión pública.
Ante la consulta de si hay alguna probabilidad de que, con el nuevo clima internacional, el gobierno del Reino Unido acepte negociar la soberanía de las islas, el 53,3 por ciento lo consideró nada probable, y un 32 por ciento lo estimó poco probable. Del total, sólo un 13,1 creyó probable tal escenario, mientras que el 1,6 no respondió.
Con todo, sorprendió la posición optimista que expresó la población consultada. Pese a la certeza de que los británicos no se sentarán a negociar, el 62,7 por ciento de la muestra se reconoció optimista respecto de la situación futura del conflicto. El 27,4 por ciento dijo ser pesimista, el 9,5 se manifestó ni optimista ni pesimista, mientras que el 0,5 optó por no contestar.