Un sol radiante asoma tras los muros del Vaticano; podía haber sido un día lluvioso, o por lo menos nublado. Pero no, sol radiante ligaron nomás. Ya tienen preparados los cantos, las banderas, los micros, las remeras. Pegaron carteles en las calles, subieron flyers a Facebook, se lo contaron al vecino: el Papa es Peronista.
¿Es Peronista? Y bueno, quizás no estuvo la semana pasada cantando la marcha, pero que se la sabe, se la sabe. ¿Volanteó este sábado? ¿Militó en el territorio? Imposible afirmarlo, pero que leyó la Comunidad Organizada, la leyó. Seguramente no viene de pintar un “Perón o muerte” en las paredes de su barrio, pero vio las películas de Favio, leyó a Marechal, le gustaba Discépolo. Con saber eso a mí me alcanza para pararme en la vereda de enfrente. Y a ellos, les sobra para anotarse como propia la victoria.
La puta madre que lo re mil parió, camaradas. Nos quejamos del relato y nos meten un Papa. ¿Quién sabe lo que puede pasar ahora?
Llegan al Vaticano Peronistas de todas partes. Sciolistas, Montoneros, Camporistas, Camioneros. Kirchneristas, Pejoteros, Duhaldistas y un Cafiero. Incluso está el Tula tocando el bombo y al lado suyo, aunque no lo crean, viene Alberto Fernandez diciendo “yo le advertí a Néstor que esto pasaría, allá, por el 2003”.
Se avecinan multitudes entusiasmadas por la unidad que mostró el peronismo en el cónclave. “Fijate que fueron a una interna y todos los que perdieron se encuadraron abajo del que ganó, gesto más peronista que ese no hay” me dice, con lágrimas en los ojos, uno de los fieles. La tierra ya no es un lugar seguro: el peronismo conquistó el Vaticano. Los mismos que hace algunas décadas salieron a prender fuego Iglesias, hoy le apuntan al CONICET.
Algunos tenían dudas, algunos negaban las raíces del Máximo Pontífice. Pero Francisco sale al balcón y dice, frente a cientos de millones de personas: “Antes de que yo bendiga al Pueblo, le pido al Pueblo que me bendiga a mí”. En ese momento pensé que iba a sonar la marcha y se terminaba de ir todo a la mierda…pero no, zafamos. Igual, un día más tarde la recibe a Cristina. Y ella le regala un mate del Ministerio de Desarrollo Social. Y él le dice “¡Qué lindo!” y acto seguido le habla de la Patria Grande. Yo no quiero ser paranoico camaradas, pero dejémonos de hinchar los huevos, ¡lo están haciendo en nuestras caras, sin el menor disimulo!
Siguen llegando las columnas de fieles desbordados de alegría. Cantan enardecidos “Somos de la gloriosa Juventud Peronista, como fue Jesucristo, Maquiavelo y Evita. A pesar de las fallas, pecados cometidos, las Iglesias quemadas, divorcios permitidos: Nos hemos bendecido”
Ver para creer. Creer o reventar. Los perucas están muy agrandados. Decí que por lo menos no es bostero…que sino ya sería una situación insoportable.
Todavía no queda claro si es bueno o es malo…pero mal que nos pese, el Papa es Peronista.
¿Y Dios?
No sé en qué andará ahora…pero qué golazo le metió a los ingleses...
