Además del juez, el secretario Daniel González, el fiscal Madrea y de a ratos, abogados de imputados. Tras un inicio de declaración frío y tenso, Angelici comenzó a mostrarse molesto a medida que le iban exhibiendo las pruebas sobre las cuales se basaban las preguntas. Entonces el clima comenzó a variar y el diálogo se tornó fluido y según la impresión generalizada, “sincero”. El presidente de Boca nunca estuvo cerca de autoincriminarse, pese a que las preguntas fueron incisivas. Reconoció a los barras cuyas fotos le exhibieron (con algunos ni siquiera fue necesaria una observación detenida), se mostró en desacuerdo con sus actividades y en ese sentido hizo hincapié en que adoptó medidas para dejar de emitir y vender tickets como un mecanismo para cortarles una de las fuentes de financiamiento: la reventa.
Aunque sólo se trató de una respuesta formal el macrista presidente de Boca explicó que las cuestiones relacionadas con la seguridad y con el derecho de admisión son resortes que pasan por el fiscal federal y simpatizante de Boca Carlos Stornelli. De hecho, en la causa aparece acreditado que el pedido de levantamiento de derecho de admisión para un grupo de barras, por pedido –desde la cárcel– de Mauro Martín, contó con la venia del fiscal y es ministro de Seguridad bonaerense durante el primer gobierno de Daniel Scioli.
No pudo, hasta que el tribunal se lo mostró, establecer la relación entre esos carnets y los que según el juez se alquilaban para facilitar el ingreso de público al estadio y recaudar dinero para la barra.
En cuanto a las escuchas telefónicas en las que aparecen mencionados el vicepresidente Juan Carlos Crespi y el secretario general César Martucci (este último por su apodo), Angelici adujo que desconocía si efectivamente tenían con la barra la relación que parece surgir de las grabaciones. Y especialmente se mostró enojado cuando se le exhibió otra prueba, contundente a criterio del tribunal, que compromete a otro directivo de alto rango, Marcelo London.
Se sorprendió y por momentos se mostró ofuscado porque desconocía la mayoría de las pruebas que recolectó el juez de instrucción Manuel De Campos y el fiscal Andrés Madrea, especialmente filmaciones en las que se observa de qué manera la barra ingresa al estadio prácticamente sin obstáculos a su paso.
Se fue del juzgado con un panorama muy diferente al que tenía cuando llegó.