Templeton y los otros interlocutores fueron los que pidieron la reunión; suplicando para que el meting se mantenga en secreto y en la más absoluta discreción. Se comprometieron además a no divulgar lo que se dijera en esa oficina del microcentro porteño. Iniciado el cónclave, y sin mayores vueltas, los financistas fueron a la única pregunta que les quita el sueño: que pasará con sus tenencias de títulos públicos en el caso que Cristina Fernández de Kirchner vuelva a la presidencia. Más concretamente, si está en los planes de un eventual nuevo gobierno kirchnerista declarar unilateralmente un nuevo default. De la respuesta que obtuvieran, dependería si la decisión final de la aventura de estos fondos en el país terminaba en estas semanas, con pérdidas millonarias; o si cabría la posibilidad de esperar a ver si la inversión, en el largo plazo, terminaría siendo un negocio.
La respuesta recibida fue algo tranquilizadora. Los dos interlocutores kirchneristas, ambos de llegada directa y absoluta confianza con la expresidenta, afirmaron que la intención es reconocer todas las deudas contraídas durante el gobierno de Mauricio Macri, incluyendo tanto las derivadas con el stand by con el Fondo Monetario Internacional (FMI) como las colocaciones voluntarias de deuda privada en los mercados locales y mundiales.
Lo que no quiere decir que en la deuda de corto y mediano plazo, no pueda haber algún llamado a renegociación de vencimientos; pero de manera voluntaria y de “buena fe” entre las partes. Obviamente no hubo mayores precisiones sobre la profundidad y velocidad de esas eventuales negociaciones, pero hubo insistencia en la frase “buena fe”.
(Completo por acá).