domingo, 28 de noviembre de 2021

Debate de miradas opuestas en la economía


En estos días se difundieron informes oficiales que dan cuenta de un sostenido crecimiento del Producto Interno Bruto, de un abultado superávit del balance comercial, de un fuerte incremento de la producción industrial y de una persistente mejora del empleo registrado. Pese a esta tendencia positiva, la situación sigue siendo crítica porque todavía la economía no se encuentra en niveles de 2015, se arrastra la crisis macrista y el crédito del FMI es una carga insoportable para el crecimiento.
Pasadas las tensiones políticas de la elección de medio término sin que se produzca el derrumbe del Gobierno, como esperaban algunos y empujaban otros, los focos principales se dirigen al frente económico, que exigen respuestas a dos interrogantes opuestos:
1. ¿La economía está caminando rumbo al precipicio y es inevitable la caída al abismo?
2. ¿La economía está teniendo una recuperación vigorosa luego de la debacle de la pandemia y tiene buenas perspectivas de continuar en un sostenido sendero de crecimiento?

Cifras positivas

En estos días se difundieron informes oficiales que dan cuenta de un firme crecimiento del Producto Interno Bruto, de un abultado superávit del balance comercial, de un fuerte incremento de la producción industrial y de un avance del empleo registrado.
PIB: La economía ingresó en el tramo final del año en niveles de prepandemia. De acuerdo al Indec, en septiembre la producción de bienes y servicios marcó el tercer mes consecutivo que supera la actividad prepandemia. El PIB acumula una suba de 10,9 por ciento en los primeros diez meses del año y se proyecta un cierre 2021 en 10 por ciento, cifra similar a lo perdido en 2020.
Industria: En el acumulado de los primeros nueve meses del año, la recuperación de la producción manufacturera es de 6 por ciento contra el mismo período de 2019. Esta velocidad de recomposición se encuentra entre las más rápidas del mundo, por detrás de China y por encima de varias potencias.
Empleo: La producción industrial viene operando en el mayor registro desde mayo de 2018. Las estimaciones preliminares del Centro de Estudios para la Producción, del Ministerio de Desarrollo Productivo, arrojan que el sector volvió a crear en forma sostenida empleos formales: la suba respecto a diciembre de 2019 es +42.000 puestos (+3,7 por ciento).
Movilidad de las personas: En estos meses, la actividad económica ha sido impulsada particularmente por la suba de la movilidad, que ya supera los niveles previos a la pandemia. Por primera vez desde principios de marzo de 2020, la movilidad en zonas residenciales (que muestra cuánto las personas se quedan en sus hogares) volvió a niveles precovid.
Repunte de sectores postergados: El incremento de la circulación está impactando positivamente en forma directa en las actividades más castigadas por la pandemia: gastronomía, turismo, servicios recreativos y culturales, el transporte de pasajeros y ciertos segmentos del comercio minorista, particularmente el de indumentaria y calzado, con mayor presencia en centros de compras.
Balanza comercial: El intercambio comercial con el exterior anotó un superávit de 1601 millones de dólares en octubre, continuando con la tendencia que empezó en diciembre de 2020. En el acumulado de los primeros diez meses del año, el saldo positivo sumó 13.940 millones de dólares, el mayor desde 2011.


Cifras negativas

Pese a esta sustancial mejora macroeconómica, la situación sigue siendo crítica porque, si bien esas variables están en valores prepandemia, todavía la economía no se encuentra en niveles de 2015. O sea, le queda recuperar el terreno perdido durante el tercer ciclo neoliberal liderado por Mauricio Macri. Y el desafío de hacerlo es con la carga insoportable de la deuda y un programa económico auditado por el FMI.
El panorama laboral y social es frágil porque los estragos de la pandemia todavía no se han superado:
Los ingresos de los sectores populares siguen deprimidos, al ubicarse 20 por ciento de pérdida promedio en términos reales, caída concentrada fundamentalmente en el gobierno de la alianza macrista-radical y que en estos dos años del gobierno de Alberto Fernández no pudo recuperar y sólo consiguió evitar un retroceso mayor.
La pobreza por ingresos monetarios alcanza a 40,6 por ciento de la población y la indigencia, a 10,7 por ciento.
La fragmentación del mercado de trabajo se manifiesta en un importante grado de informalidad. El trabajo en su conjunto se está recomponiendo, pero todavía no ha regresado a la situación de 2019, cuando ya entonces era crítica.

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Para eludirla, aprendiendo de experiencias traumáticas, no hay misterios: además de postergar malestares personales en la conducción política y de unificar criterios acerca del rumbo de la política económica al interior de la coalición de gobierno, el objetivo excluyente tiene que ser conseguir más dólares vía aumento de exportaciones, reducir la pérdida de dólares por importaciones con una estrategia productiva de sustitución selectiva, obtener más dólares por inversiones extranjeras directas y más dólares financieros accediendo al mercado voluntario de crédito para refinanciar vencimientos de capital y pagar intereses.
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