domingo, 14 de agosto de 2022

Lectura de domingo: las cartas que le quedan a Massa

Lectura de domingo:
Los números de la inflación de julio son terribles. Es necesario retroceder hasta abril de 2002 (10,4 por ciento) para encontrar una tasa mensual superior al 7,4 por ciento. Además, la tasa anual del 71 por ciento es la más elevada desde enero de 1992.
Con estas cifras, la economía argentina ingresó en lo que se conoce como "régimen de alta inflación", algo bastante diferente a navegar con índices relativamente moderados de 2 a 3 por ciento cada mes, que también son variaciones de precios perturbadoras pero no tan riesgosas.
Que la estimación de agosto sea de 5 a 6 por ciento reafirma que la dinámica inflacionaria ha tomado una dimensión diferente y que, por lo tanto, requiere de una intervención oficial contundente para evitar su espiralización.
Una cuestión básica para abordar la delicada cuestión inflacionaria es que no haya una crisis política en la coalición de gobierno. Parece haberse superado o, al menos, frenado el deterioro en el vínculo personal y político entre los principales protagonistas del Frente de Todos. Este alivio está acompañado de la imprescindible coordinación, planificación y ejecución de la política económica, condición recuperada a partir del desembarco de Sergio Massa en el gabinete nacional.

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Un primer paso conceptual es desplazar a la Secretaría de Comercio Interior de la evaluación acerca de lo que pasa con el índice de inflación, más aún ahora que va rumbo hacia tasas del 90 al 100 por ciento anualizadas.
No era antes Paula Español y después Roberto Feletti quienes debían ocuparse de que los precios no transiten una suba persistente mes a mes. Era y sigue siendo responsabilidad del ministro de Economía lo que pasa con los precios a partir del diseño inicial e instrumentación posterior de la política económica. Es relevante para ello contar con un poder político consolidado que debe brindar el contexto para desplegarla con firmeza.
Comercio Interior no es la dependencia que define, ni antes ni ahora, el rumbo de los precios. Se trata de una distorsión analítica y política que comenzó durante la controvertida gestión de Guillermo Moreno, y que hoy se mantiene. Es un área importante de la gestión económica que debe ocuparse de garantizar el abastecimiento, competencia y transparencia de los mercados, además de identificar y sancionar los abusos al consumidor de empresas con posiciones dominantes.
El programa Precios Cuidados o los acuerdos de precios con algunos sectores productores de bienes importantes del consumo popular (carne y pan, por ejemplo) que lidera Comercio Interior es una herramienta para procurar alcanzar esos objetivos, además de ofrecer referencias de precios a los consumidores, con lo que se colabora en el cuidado del presupuesto de los hogares. Pero en estas voluntariosas iniciativas no se juega la tasa de inflación de cada mes.
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Para comenzar a encarar una estrategia que apunte a una sostenida desaceleración de los precios, en un régimen de inflación elevada, la condición indispensable es sumar dólares en el Banco Central. O sea, acumular reservas es el punto de partida para iniciar una política antiinflacionaria.
La recuperación del stock de reservas disponibles del Banco Central permitirá estabilizar el mercado de cambio y reducir la brecha cambiaria hasta distancias que desincentivarán el sobrestock de importaciones y la morosidad en la liquidación de dólares de exportaciones.
En las últimas tres ruedas la entidad monetaria no vendió dólares, interrumpiendo una racha de diez jornadas hábiles acumulando pérdidas de reservas hasta poco más de 1200 millones. En esta partida se juega la suerte de Massa.

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