Alguna vez tuvo un valor electoral.
El año anterior saló tercera en la Capital Federal.
Ahora para la presidencial mide entre 5 y 6 puntos.
Crece mes a mes su imágen negativa.
Sus denuncias generalmente fueron inconsistentes.
Es autoritaria.
No trabaja en equipo.
¿Cuál sería la razón de que propios y cercanos la puedan seguir aguantando?.
Esto leímos hoy en revista Fortuna:
SIN RUMBO
Las recientes declaraciones de Elisa Carrió con respecto a varios miembros de la Coalición Cívica han dejado un profundo malestar entre su propia tropa (además del lógico revuelo en toda la oposición junta). Al término de una reunión de trabajo, y como catarsis imposible de reprimir, un conocido diputado de este espacio comentaba: "Esto no da para más. Creo que ya es evidente para todos que con Lilita no vamos a ocupar nunca una posición de poder real. Estoy convencido de que ella sufre de un grave problema psicológico que no le permite asumir posiciones de mando duraderas. Todo lo que construye tiene que derrumbarlo en algún momento, especialmente cuando se acercan los momentos de definiciones auténticas que vehiculicen la llegada al gobierno. Ya a esta altura, para mí no tiene cura". Fin del relato.