sábado, 12 de septiembre de 2020

lo que perdimos y ganamos en la elección del bid

1. Aunque el BID es un ente político de carácter supranacional, su votación para presidirlo no obedece al criterio de “un país, un voto”, como ocurre en la mayoría de los organismos internacionales (salvo en el FMI, que tiene similitud al BID). La lógica es menos democrática: se vota según su estructura accionarial. Por ejemplo, Estados Unidos cuenta con el 30% de los votos.
2. La votación fue a favor de Mauricio Claver-Carone, exresponsable de temas del hemisferio occidental en el Consejo de Seguridad Nacional y asesor especial de Trump en esta materia. Obtuvo el 66,8% del capital accionario, es decir, logró tener un 36,8% adicional, derivado del apoyo de otros países.
3. La primera anomalía histórica de esta votación fue que el candidato no tuvo apoyo unánime. Enfrente se encontró con una nutrida oposición, conformada por 16 países (33,2% del capital accionario), que acabó absteniéndose. Esto ocurre gracias al rol protagónico y creciente de la nueva gran alianza geopolítica regional, conformada por Argentina y México, que había propuesto una posición diferente, sólida y no subordinada ni sumisa a las directrices de Estados Unidos (como así también sucediera en la última elección en la OEA).
4. Otra anomalía histórica de esta votación es que Estados Unidos propuso su propio candidato sin respetar los usos y costumbres de la institución, que hasta el momento siempre había permitido que la Presidencia fuera ocupada por América Latina. Trump rompió esta tradición, seguramente para tener más poder y presencia en una región que no tiene bajo control. Necesitaba dar este “golpe en el tablero” para compensar otros fracasos en su política exterior para América Latina: su fallido Grupo de Lima, su desapercibido Guaidó, su inexistente Prosur y su desaparecida Alianza del Pacífico.
5. Estados Unidos ha pretendido usar esta votación, una vez más, para instalar la mayor “zozobra” posible al interior de América Latina. Más específicamente, el objetivo era romper el bloque Argentina-México, que incomoda -y mucho- al presidente Trump, porque le evita gobernar a sus anchas en toda la región. El clásico “divide y vencerás” era otro de los grandes propósitos en esta estrategia de Trump para el BID. Creyó que podría “condicionar” la posición de México en esta decisión, así como la de Argentina, aprovechándose del proceso de negociación que este país tiene actualmente con el FMI. Pero no. No ha sido posible afectar la estrecha relación que tienen Alberto Fernández y AMLO, a pesar de todos los intentos hechos por las usinas conservadoras y sus ecos mediáticos. En definitiva, “lo que no mata, te hace más fuerte”. Y esto es lo que va a pasar en el bloque geopolítico que no ganó: saldrá reforzado gracias a la demostración de una posición conjunta, digna y firme ante el todopoderoso Estados Unidos, que además contó con el apoyo de otros países de América Latina y Europa
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1 comentario:

Anónimo dijo...

Bastante endeble el analisis que intenta disimular una derrota en el BID. La realidad es que EEUU rompe acuerdos y actua unilateralmente en todos los ambitos. Argentina y Mexico no hicieron mucho para cambiar el destino de esta votacion. Nosotros condicionados por la negociacion de la deuda, Mexico imposibilitado de enojar a su vecino y socio comercial. Se impone la ley del Imperio. Lo demas es chachara.