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martes, 14 de febrero de 2012

la cianurofrase de hoy

La gobernadora de Catamarca, Lucía Corpacci, negó este mediodía que se utilice cianuro en la explotación de Bajo la Alumbrera.
“Yo soy médica, soy madre y nada me preocupa más que los catamarqueños vivamos mejor, con salud. No voy a permitir que intereses económicos estén por encima de la salud de mi población”, sentenció la mandataria catamarqueña en conferencia de prensa.
¿Y entonces...?.

martes, 11 de agosto de 2009

nos llega una versión sobre piratas en el rio paraná




El amigo Cachela me lo envió y me dió un no se que.
Me pregunta: ¿Te acordás cuando muchos nos preguntábamos irónicamente "pero como
se van a llevar el agua"?... Bueno, aquí lo vemos.
Cliqueen en la página, versión "Español", y entre los productos que
ofrece "la empresa", cliquear en "agua dulce".



Negocio fácil: lastran los buques con agua del Paraná para luego
venderla al exterior.

Es una historia de piratas. Vienen en barco, se llevan el agua y la
venden al otro lado del Atlántico sin mayores restricciones de la
estructura jurídica nacional o provincial.

Así de desmedido y paradójico es cómo empresas internacionales venden
por Internet el agua de los ríos argentinos a Medio Oriente y África,
según la versión difundida en los últimos días por la ONG ecologista
Río Paraná.

El agua dulce, dada su escasez en el planeta (3% del total), asoma
como el mayor conflicto geopolítico del siglo XXI.
Argentina dispone de mucho (22.000 metros cúbicos por habitante al
año), pero mal distribuida: dos tercios de su territorio es árido o
semi árido. En este escenario, la empresa Makhena SA, con sede en
Miami y sucursal en Buenos
Aires, ofrece por Internet agua dulce de los ríos de la llanura
argentina. El Paraná es el más importante de ellos.

La empresa Makhena S.A., con sede en Miami y sucursal en Buenos Aires,
expone en su página de Internet
(www.makhena.com) las características del producto que ofrece al
mercado (agua dulce, cruda, sin tratamiento), el origen (ríos de
llanura, en Argentina), las cantidades (entre 60.000 y 70.000
toneladas por envío), el uso (potabilización y consumo, riego, etc.) y
la forma de transporte (buques tanque). El negocio es redondísimo y
casi sin
riesgos. Vender un recurso barato, a precios altísimos, claro que a
partir de “un elemento insustituible que, a pesar de ser renovable, su
escasez se manifiesta a medida que aumentan las demandas y conflictos
por su uso”, tal como admite la misma empresa en su web.

En concreto lo que hacen es esto: Se llevan el agua del litoral del
país en el lastre de los barcos. Cualquier buque, para poder navegar,
tiene que estar lastrado, con cierto peso para mantenerlo equilibrado.
Para que pueda navegar sin zozobras, debe cargar cierto volumen en sus
bodegas, así, descargan la mercadería en puerto argentino y cargan
agua dulce (también en puerto argentino) “para la vuelta”, y la venden
en los mercados del Medio Oriente, África y Europa donde luego la
potabilizan. La cargan en el Paraná porque el agua está menos
contaminada que en el Río de la Plata.

Hasta ahora no hay ninguna ley que regule el “tráfico clandestino de
agua dulce”, lo hacen impunemente a la vista de todo el mundo y en las
propias narices de la prefectura naval Argentina, que sabe lo que
hacen pero que no tienen los instrumentos jurídicos para poder actuar.

Mientras tanto por los ríos del Delta del Paraná, los vemos navegar
todos los días, llevándose nuestros recursos naturales en sus bodegas
gratuitamente
.