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La cosas que hay que leer: cría cuervos y te sacarán los ojos.
Franco Macri escuchó de su propio psicólogo la novedad: Mauricio y Mariano lo habían consultado porque si la causa judicial avanzaba, debían realizar una pericia psiquiátrica para convalidar el pedido de insania. El médico ya les había adelantado a los hijos que iban a tener que buscar a otro. Él no lo haría.
—¿Quieren probar que estoy loco para quedarse con las empresas? Franco no lograba distinguir entre el dolor y la bronca. Todo junto se agolpaba en su mirada incrédula.
—Doctor, ¿usted está seguro? Mis hijos, mi propia sangre, ¿quieren declararme loco para sacarme mis empresas?
—Algo así… loco, o viejo… que ya no puede manejarlas…
Los tres hijos varones habían preparado una demanda para declarar insano a su padre y quitarle así la potestad del usufructo de las acciones que se había reservado. “Está gagá”, repetía Mauricio, “no se puede manejar una empresa con un tipo que dice que se va y vuelve todo el tiempo. Enloquece a los gerentes, vamos a perder todo”.
—¿Es cierto que ustedes presentaron un pedido de insania de su padre para que no pueda seguir en el manejo de las empresas?
Mauricio Macri balbucea.
—Bueno, no fue tan así… el viejo como siempre primero dijo que se iba, que dejaba todo, se tomó el buque, se fue a China… y a los dos meses volvió… de alguna manera había que pararlo. Toda la vida hizo lo mismo… es como muchas personas en una… es muy difícil…