Ese fue el primer momento de tensión que se vivió en el despacho del juez federal
Norberto Oyarbide. Fue durante la declaración indagatoria a la que estaba sometiendo a
Sergio Schoklender. El otro fue cuando el magistrado le anunciaba que quedaba detenido. Lejos de acobardarse, el parricida miró al juez directamente a los ojos y, mientras éste se retiraba, el ex apoderado de la Fundación Madres de Plaza de Mayo sonrió y, por lo bajo, murmuró:
“Yo sabía. Con esto quieren tapar el escándalo Boudou”.
Fue lo último que dijo. De inmediato fue esposado, en el mismo lugar donde lo interrogaron, y trasladado por los efectivos de la Policía Federal al celular que ya lo estaba esperando en el playón de los Tribunales de Comodoro Py para partir rumbo a la cárcel de Ezeiza.
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¡Doctor, ya le dije que no desvié ni un peso y todo lo que hice lo hice por orden de la señora Hebe de Bonafini!-
Usted no me habla así. La próxima vez que levanta la voz lo hago esposar. Se enojó el juez con tono monocorde.
Finalmente terminó entre rejas pero fue por otra razón:
Oyarbide le hizo saber que estaba imputado por ser el jefe de una asociación ilícita, a través de la cual se habrían desviado 50 millones de pesos que deberían haber sido usados para la construcción de viviendas sociales, pero que terminaron engrosando su patrimonio.Cuando el juez le comunicó el cargo,
Schoklender se negó a seguir declarando y dijo que quería ver las pruebas. De todas formas, pidió declarar más adelante.
A
Pablo, su hermano, que también quedó detenido, se le endilgó el delito de ser uno de los partícipes necesarios en esa organización delictiva. La misma imputación recayó sobre el contador
Alejandro Gotkin, quien también fue apresado el martes.
Gotkin es hombre de confianza de
Sergio, ex empleado de la Fundación Madres y presidente de las empresas
Antártica Argentina y Meldorek S.A. Esta última propiedad en un 90% propiedad del mayor de los parricidas.
El juez terminó de convencerse de que, al menos en esta etapa de la instrucción,
Sergio y Pablo Schoklender son responsables del desvío de,
como mínimo 50 millones de pesos de los fondos estatales, que debían destinarse a la construcción de viviendas sociales a través del programa Sueños Compartidos, después de que
Sergio no pudiera explicar en forma convincente por qué razón gran parte de los 765 millones de pesos girados desde el Estado fueron triangulados a las empresas Meldorek y Antártica desde cuatro de las cinco cuentas de la Fundación Madres. Un dato que ni siquiera tenía el fiscal.
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Explíqueme cómo su patrimonio, entre 2007 y 2009, se incrementó en poco más de 900.000 dólares, dijo el juez al promediar la indagatoria.
Shoklender comenzó a recitar un rosario de supuestos clientes de su casi inexistente estudio jurídico. Pero el juez no lo dejó terminar. Le mostró un listado de giros de dinero a sus cuentas corrientes. Ninguna de esas remesas de dinero provenía de esos supuestos clientes.
Oyarbide también le leyó una pericia del Banco Central que sostenía que ese aumento en su patrimonio era de “origen dudoso”. (
BAE).