No se cuantos errores habrá cometido en este debut como técnico. Pero veo que no bien terminó el partido, Luciana se metió a la cancha con sus hijas y fue a buscar a su marido para darle un abrazo gigante, íntimo a pesar de la multitud que los rodeaba, y Matías se aferró a ella como compartiendo la descarga. Luciana, esposa y madre orgullosa, no anduvo con rodeos: "Matías tiene unas pelotas así de grandes".
Me quedo con estas lágrimas.