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Mientras negocia la deuda, el ministro de Economía, Martín Guzmán, parece ya pensar en la economía doméstica, sobre todo en lo que dejará la pandemia (y la cuarentena) una vez que la Argentina transite hacia la nueva normalidad. El instrumento elegido para meter mano y volantear un escenario muy complejo es el Presupuesto 2021 y, puntualmente, la política tributaria. Dicho en criollo, Guzmán ya piensa que no sobrarán recursos (todo lo contrario) y que, además de la emisión monetaria y un acceso magro al mercado de deuda local e internacional, habrá que sumar dinero de algún lado. Por eso el ministro encabezó ayer una reunión con su equipo de funcionarios para avanzar en los lineamientos de cara a la elaboración del Proyecto de Ley de Presupuesto de la Administración Nacional para 2021. Como se dijo, el dato más relevante es que allí se definió lo que será el corazón de la propuesta: la reforma tributaria. Fuentes oficiales señalaron a Ámbito Financiero que se buscará darle progresividad a la estructura tributaria actual, ya que en el gobierno del expresidente Macri se implementó una política contraria. Guzmán cree que Macri hizo una reforma que decantó en dos efectos adversos en términos sociales: volvió regresiva la estructura impositiva y además, erosionó las posibilidades de recaudación, disminuyéndolas.
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