domingo, 6 de febrero de 2022

Debate: el fracaso en el mundo del modelo prohibicionista en el consumo de drogas

Lectura de domingo:
«No deberían hacer falta hechos tan graves para hacernos poner en crisis y debatir el modelo prohibicionista. Pero sería importante que a partir de esto se puedan pensar otras respuestas desde el Estado y darles lugar a otros marcos normativos, como la Ley de Salud Mental o de Consumos Problemáticos. Hacen falta mayores recursos y posibilidades de implementación ahí. Que el paradigma deje entrar otros modelos y reformar la Ley de Drogas», propone Victoria Darraidou, coordinadora del equipo Seguridad Democrática y Violencia Institucional del Centro de Estudios Legales y Sociales (Cels). «El modelo prohibicionista –plantea– tiene resultados negativos en muchos sentidos: uno tiene que ver con las situaciones de consumo. Lo que remarcamos es que, más allá de que falta más información para conocer qué es lo que está pasando con esta cocaína adulterada, es el marco de ilegalidad el que hace que las personas que consumen desconozcan qué consumen. Es el primer problema, el primer culpable es el prohibicionismo».

Los caminos alternativos

Darraidou explica que «lo que muestran las experiencias de distintos países que tomaron otros caminos es que no implica promover el uso de estas sustancias sino generar un contexto más seguro para el consumo. Saber cuál es el impacto o cuál puede ser el resultado en el cuerpo, tener acceso al sistema de salud y no meter al sistema penal en esta situación. Cuando hay consumos problemáticos, eso, lejos de solucionar el tema, va a sumar otros problemas».
Señala experiencias en Suiza, Portugal y Uruguay que contemplan medidas regulatorias y políticas de disminución de daños. Y propone no perder de vista que «en un contexto de ilegalidad, quienes deciden consumir necesariamente tienen que ir al mercado ilegal y alimentan el narcotráfico. Pensar en la existencia de un mercado regulado es poner un obstáculo o alternativa a eso».
Los debates que abre lo sucedido con la cocaína vendida en Puerta 8 no son nuevos, pero la virulencia del caso obligó a empezar a transitar senderos hasta ahora poco recorridos en el país.

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