domingo, 29 de mayo de 2022

Inflación global: mejor que decir es hacer

De la lectura de domingo:
El debate propuesto por el presidente Alberto Fernández sobre los derechos de exportación, los precios de los alimentos, la inflación y los ingresos de la mayoría de la población es complicado de encuadrar por las siguientes razones:
* Por la decisión de no subir retenciones a las exportaciones de materias primas agropecuarias,
* sin fijar cupos a las exportaciones o directamente prohibir las ventas externas,
* identificando ahora lo que ha significado la pérdida de la oportunidad de poder haber tenido una empresa pública de alimentos que actúe como testigo en un sector sensible para el presupuesto de los hogares, como podría haber sido Vicentin,
* sin voluntad política de avanzar en la constitución de una empresa nacional de alimentos, y
* por la ausencia de organismos públicos de regulación de la comercialización de granos y carnes, como fueron las Juntas Nacionales de ambos mercados.
Abordar este debate es complicado porque sin tener o no querer utilizar ninguna de las herramientas habituales, o las que pueden ser consideradas más audaces políticamente, para desacoplar la extraordinaria suba de los precios internacionales de las materias primas de los precios domésticos, la economía local está recibiendo sin ningún mecanismo amortiguador el impacto negativo de una crisis global de alimentos y energía. ¿Qué se debería debatir entonces? Vale indicar que una de las iniciativas implementadas, el Fondo de estabilización del trigo, es poco efectiva y con escasa incidencia en la determinación del precio local en esa cadena de productos alimenticios.


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