Cuando sectores del periodismo, o de la oposición o de vecinos comunes ponen como ejemplo a otros países que según esos comentarios son la panacea del diálogo y el consenso, por lo menos me resulta cómico y como discurso evasivo de nuestra propia realidad.
Chile y Uruguy son modelo de convivencia democrática.
Brasil es el ejemplo a imitar como eje productivo.
De EEUU y Europa, con la crisis encima, han mermado que nos los situen como el ideal de todo, pero durante dècadas no los señalon como los lugares ideales para vivir y convivir.
Y hablando de Brasil me da gusto escucharlo a Lula en un tema que nos tiene atentos y militantes:
"
Vamos a derrotar a algunos periódicos y revistas que se comportan como si fueran partido político y no tienen el valor de decir que son partido político y tienen candidato", dijo en referencia a las elecciones de próximo 3 de octubre, para las que Rousseff, su apadrinada, es clara favorita al triunfo.
Por ello, la medios aludidos emitieron una nota a través de la cual calificó consideró "
lamentable y preocupante que el presidente de la república se aproxime del final de su mandato manifestando desconocimiento en relación al papel de la prensa en las sociedades democráticas".
¿No les resulta conocido el entredicho?
Y ahora fue al revès. El espejo en el cual nos pedían que nos miremos, devuelve la imàgen conocida de una argentina que es vanguardia.
Lula y otros presidentes latinoamericanos están observando con atención el proceso de la Ley de Servicos Audiovisuales, nuestra Ley.
Es decir, la Ley de Medios K.