Esa era la bandera. La libertad frente al autoritarismo, la corrupción y la demagogia. La autoproclamaron como la Revolución Libertadora, nada menos.
Ya los demócratas habían bombardeado la Plaza de Mayo unos meses antes con la sola presencia de civiles indefensos provocando cientos de muertes y mutilaciones.
Fue un 16 de septiembre de 1955.
Esos demócratas gobernaron dos décadas con proscripción, con fusilamientos de militantes, democracias ficticias, censuras y autocensuras de prensa, exilio del mayor líder popular de esa mitad de siglo, pérdidas de las conquistas obreras, dependencia al FMI e inscripción a las políticas hegemónicas de EEUU.
Es interesante ver como disfraza su discurso la oligarquía, el gran capital, con las banderas de la libertad y la República para recuperar su poder. Es llamativo observar como algunos sectores medios se movilizan ciegos en esas aventuras que van contra sus mismos intereses.
Como ahora.