Por eso reactivaron sus contactos con el búnker sciolista, que desde hace un mes y medio cuenta con una flamante redacción y estudios propios con conexión satelital en San Martín 140, todavía empapelados de naranja pero bien provistos del nuevo merchandising albiceleste con la consigna “Scioli para la Victoria”.
Al amigo de la casa Eduardo Eurnekian, quien colocó años atrás en el Banco Provincia a su delfín excavallista Guillermo Francos, se le sumaron en los últimos días el petrolero Alejandro Bulgheroni quien, a diferencia de su hermano Carlos, nunca rompió lanzas con el exmotonauta ni se jugó tan abiertamente por Sergio Massa- y el siderúrgico Paolo Rocca, quien le confesó su simpatía por él al multitasker Jorge Telerman.
Dicen que no hay nada más cobarde que el capital.