Las consecuencias son colectivas.
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Como un boxeador aturdido por los golpes, Mauricio Macri busca abrazarse a Alberto Fernández para no caer antes de que suene la campana.
El abrazo no es sólo simbólico. Macri quiere asociar al candidato opositor con el absurdo acuerdo que él firmó con el Fondo Monetario Internacional.En estas horas se asiste a una trascendental pelea por la construcción del sentido común. El Gobierno, a través de todo el periodismo adicto, trata de instalar la idea de que, en medio de la debacle económica, lo mejor que le puede pasar a los argentinos es “unirse” para respetar el acuerdo firmado por el Gobierno con el FMI.
En su violenta descalificación de la posición adoptada por el Frente de Todos, todo el aparato mediático oficial y oficialista corre desde ya a tomar partido por el Fondo antes de que la negociación siquiera se inicie.
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