sábado, 12 de marzo de 2022

Cómo lo ven a Fernández en la región: los gestos con Boric




Leemos:
El gesto de Gabriel Boric con Alberto Fernández es toda una definición de la relación bilateral entre Chile y la Argentina que ya está en curso. El flamante presidente lo eligió para compartir discursos en la residencia oficial de Cerro Castillo, en Viña del Mar. Quiso que hablara él entre otros mandatarios de la región presentes en el almuerzo de bienvenida. Estaban Pedro Castillo de Perú, Luis Arce de Bolivia, Mario Abdo Benítez de Paraguay, Luis Lacalle Pou de Uruguay y Guillermo Lasso de Ecuador. Los dos oradores se habían saludado antes con un abrazo en el Congreso de Valparaíso, durante el traspaso del mando. La ceremonia fue una sinfonía de gestos. Uno solo resume el acento político -más allá de los protocolos-, que el exdirigente estudiantil le imprimió a su juramento como la máxima autoridad del país. Se acercó a la expresidenta de Brasil, Dilma Rousseff, una de las invitadas especiales, y se fundió con ella en otro abrazo emocionado que la dejó conmovida. La escena puso más en evidencia la ausencia del ultraderechista Jair Bolsonaro, representado en el acto por su vicepresidente, Hamilton Mourao.
El presidente argentino había despedido primero a Sebastián Piñera cuando ingresó al Congreso para cumplir con la entrega del mando. Fue un apretón de manos, un intercambio de palabras de circunstancia. La contracara fue el saludo de Fernández con Boric, tal vez el más extenso junto al que se prodigó el chileno con el presidente de Bolivia. El estilo del exreferente estudiantil, descontracturado y en los márgenes del protocolo, extendió el tiempo de salida hacia la calle, generó pedidos de selfies y diálogos cara a cara entre los mandatarios en un lugar reducido para la crispación del personal de ceremonial.


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