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La Gendarmería Nacional no observó los protocolos de actuación en la escena del crimen y en el análisis de lo ocurrido en el peritaje del caso de la muerte de Alberto Nisman. La fuerza que, por otra parte, estaba desactualizado respecto de los avances científicos.”
El texto es parte de una revisión completa, ordenada por el Ministerio de Seguridad, de todos los peritajes hechos por las fuerzas nacionales de seguridad en casos de importancia y servirá de base para el establecimiento de un nuevo protocolo que se pondrá en marcha en los próximos meses.
Aquel peritaje de la Gendarmería es el único elemento con el que la trama judicial-política-mediática alineada con Cambiemos sostiene la hipótesis de que Nisman fue asesinado.
Y como se trató de un estudio delirante, contradictorio con lo señalado por forenses y peritos idóneos, el juez y el fiscal esquivaron lo que se hace en todos los expedientes: llamar a declarar bajo juramento a los peritos para que expliquen cómo obtuvieron las conclusiones.
A seis años de la muerte --se cumplen este lunes--, está claro que Nisman se disparó a sí mismo y eso hace que se haya diluido la campaña de Cambiemos y sus aliados para adjudicarle la muerte al peronismo.
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Al cumplirse seis años de la muerte de Nisman,
el expediente no avanzó ni un paso porque, justamente, al juez Julián Ercolini y al fiscal Eduardo Taiano les resultó imposible conseguir siquiera una prueba sobre los hechos más elementales que indicarían que hubo un asesinato aquel fin de semana del domingo 18 de enero:
* No hay
ninguna evidencia de que alguien haya entrado al edificio Le Parc donde vivía Nisman.
* Tampoco se encontró
ningún rastro que indique que alguien entró al departamento del piso 13,
cerrado por dentro, con sendos pasadores puestos en la puerta principal y en la de servicio.
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Tampoco dentro del baño se encontró ninguna evidencia del ingreso de otra persona que no fuera el mismo fiscal.
O sea, Nisman se suicidó.
* Al técnico informático
Diego Lagomarsino, quien le prestó el arma a Nisman y que, según
está probado de manera demoledora, no estaba en el departamento a la hora del disparo --las cámaras demostraron que se fue a las 20.30.54--,
no se le encontró en seis años ningún vínculo extraño ni llamadas sospechosas. Se lo imputó como partícipe de un comando que supuestamente mató a Nisman pero
no se le detectó relación con ninguna persona sospechosa de integrar el inexistente comando.
* En el departamento
no había desorden ni rastros de pelea ni vestigios de lesiones defensivas del fiscal que, por lo tanto --según la hipótesis oficial surgida de la Gendarmería-- se dejó llevar mansamente por tres sujetos hasta el baño.