Los sobornos.
La clave fue la referencia periodística, que apenas había ocupado dos párrafos de la columna dominical de Joaquín Morales Solá publicada en el diario La Nación el 25 de junio de 2000, potenciándose luego a niveles extraordinarios.En su análisis, Morales Solá definía a los miembros de la bancada peronista como “los únicos dirigentes de ese partido en condiciones de postrar a la administración”.
Pero los párrafos clave de esa nota fueron los siguientes: “Incluso, habrían existido favores personales de envergadura a los senadores peronistas -para sorpresa de algunos-, después de que estos aprobaran la reforma laboral; esas concesiones fueron conversadas y entregadas por dos hombres prominentes del gobierno nacional. La puerta que se abrió es un precedente arriesgado, en el que el intercambio de favores reemplazaría a la política.
“¿Qué línea prevalece? ¿La de aquellos favores a cambio del voto para una ley, o la del vicepresidente Carlos Alvarez, que viene denunciado a los senadores peronistas y a la corporación senatorial por el uso que ésta hizo de los recursos de la Cámara?”.
El periodista declaró en el juicio el 23 de abril de este año y les dijo a los jueces que tenía “convicciones” de que hubo sobornos en el Senado, pero que no tenía pruebas para demostrarlo.
El Joaquín y La Nación de siempre. Ahora se desentienden de todo.