lunes, 24 de agosto de 2009
le piden la renuncia a latorre por los mismos motivos que no se la piden a cobos
Vimos esa tapa de Página y esta nota "Unánime reclamo para que Roxana Latorre renuncie a su banca", en un medio de Rafaela.
Y los argumentos son más o menos así (sin querer entrar en la interna santafesina que no conocemos):
"Debe renunciar porque está traicionando el mandato popular".
"La gente la votó para que acompañara al Lole no para que traicione".
Lo curioso es que esos argumentos son los mismos que nosotros sostenemos con Cleto desde hace un año.
¿Nos van a acompañar entonces ahora con nuestro reclamo?.
¿Se han dado cuenta ahora lo que es una traición?.
Por si no se acuerdan de nuestra consigna era esta: "Renuncie ya Cobos traidor hijo de puta".
Palabras más o palabras menos.
(ver también opinión del Ingeniero)
¿quien me secuestró los goles de river?
Yo me preparé con todo con este tema del fútbol gratis. Hasta el mate y las facturas.
Hasta estaba contento porque no tenía que ver la cara de Macaya el domingo a la medianoche para ver algo que me encanta, que tiene que ver con mi cultura y pasión desde que era chico.
Pero no. Algo falló.
Los vi todos menos los de River. Todas las repeticiones de los goles de todos los equipos, pero me parece que hubo una mano rara. No los pasaron. Ni siquiera en TN.
Pónganse las pilas, Cristina, Néstor, no se si Mariotto tiene al que ver con esto.
Ehh, Grondona...
Pero si es para todos que sea para todos.
Los de River también existimos.
los irlandeses son nuestros compañeros, o aquello de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo
domingo, 23 de agosto de 2009
morales quiere explicar todo con pretensión de estadista y no se le entiende nada
Una opinión curiosa es la del senador nacional y jefe de la UCR, Gerardo Morales, quién cuestionó ayer duramente a su par santafesino Carlos Reutemann, al considerar que es uno de los responsables del "desequilibrio institucional".
Que el justicialismo disidente colaboró con "la imposibilidad de ponerle un freno al Gobierno" nacional, al evaluar que "todavía no aparece una referencia alternativa al kirchnerismo".
Que "Kirchner está caminando al peronismo tranquilo y, al no haber alternativas en el PJ, nos camina a todos". (Esta es muy buena).
Que el diputado nacional electo por Proyecto Sur, Fernando "Pino" Solanas,es responsable por "cerrar en algunos temas con el Gobierno" y por tener "una actitud vacilante".
Que el diputado de Unión-PRO, Francisco De Narváez: "Va a empezar a recuperar la plata que gastó en la campaña. Ya se está viendo con el tema del fútbol, con acuerdos rápidos".
Es curioso el planteo.
No niego que el Lole, Pino y el Colo hayan colaborado con una alta cuota de individualismo e incapacidad para desarrollar políticas en conjunto.
Pero lo que está ausente del lado de Morales es una mínima autocrítica de llamado Acuerdo Cívico y Social, versión del neo radicalismo.
Es decir que para Morales:
Que Carrió se haya peleado, y no sabemos porqué.
Que Carrió criticara con dureza después del 28J a Cobos.
Que Cobos señalara de Lilita que pone piedras en el camino.
Que Margarita se haya abierto con su partido de la Coalición Cívica.
Todo esto es anecdótico. No fueron actitudes también individuales que neutralizaron todo operativo político desde ese sector.
Estoy hablando de este Morales.
Que condujo al radicalismo para expulsar a Cobos de por vida por traidor a la UCR.
Que condujo al radicalismo para reincorpar a Cobos al partido porque traicionó a Cristina.
Que condujo al radicalismo en apoyo a la candidatura presidencial de Lavagna en contra de Lilita y todavía no se han juntado para disolver aquella alianza.
Que condujo al radicalismo para que acepte a Lilita de nuevo en el partido.
Es muy díficil de entenderte así, Morales.
rosendo fraga con cara de culo: “hay que esperar que néstor kirchner redoble la apuesta"
Les cayó mal. Eso está claro.
Una de esas voces que representan al sector del poder económico concentrado, un consejero diario de ellos, habló hoy a la mañana por un medio radial, (La Hora del Campo, Continental).
Está recaliente con los propios.
Para Rosendo Fraga, “hay que esperar que Néstor Kirchner redoble la apuesta; el conflicto es con el campo y va a continuar”, alertó a los gorilas.
“Algunos pensaron que con la derrota electoral iba a cambiar, pero esto no es así: tras su traspié, redobla la apuesta”, repitió desbordado el analista político de la gente linda.
“Si no hubiera salido el dictamen firmado por Roxana Latorre (en la comisión de Asuntos Constitucionales) no hubieran tenido los dos tercios para llegar a tratar las facultades delegadas en el recinto. El kirchnerismo operó sobre quienes tenía que operar y la oposición no pudo hacerlo”, examinó con rigor.
Y exhortó a “averiguar cuáles fueron los senadores que votaron contra la 125 y a favor de las facultades delegadas, para pedirles explicaciones”. Bien de botón, el hombre del establishment.
Para Fraga, “no se supo aprovechar la derrota electoral. El campo opositor político no supo presionar. No hay capacidad de operación política”, evaluó, en referencia al lobby efectuado por los ruralistas sobre el Congreso.
Por otra parte, avizoró que “el diálogo está terminado no sólo con el campo, sino con todo el espectro político. Fue una maniobra: ellos dijeron ‘dialogar no es conceder’; fue un recurso táctico para ganar tiempo”, afirmó.
Sin embargo, advirtió que “no hay que cortar rutas. Hay que buscar un plan de lucha y reclamo. El sector debe acercarse a la sociedad en general”, concluyó Fraga.
Está claro que algunos consultores y consultoras no son independientes.
¿Se entiende, no?.
sábado, 22 de agosto de 2009
antesala para la ley de medios: es para clarín que lo mira por tv
Leemos hoy de distintas fuentes.
Ayer fue el mejor rating del año de canal 7.
Tuvo picos de 12 puntos y promedio 10,4 con el encuentro de Independiente-Newell's. Superó en su franja a América y Canal 9, en la jornada inaugural del fútbol argentino.
Llamativamente, el primer encuentro entre Gimnasia y Esgrima de La Plata y Godoy Cruz tuvo mejor rating que Independiente-Newell's, con picos de 11 y un promedio de 10 y ubicarse en su segmento en el segundo lugar, superando incluso a Telefé.
Luego, con un encendido mas selecto de los espectadores y compartiendo el partido del equipo de Avelleneda y los rosarinos con América, promedio 9,2, la televisión pública alcanzó a superar a Canal 9 y a América.
Los buenos números del rating en Capital y Gran Buenos Aires, demostraron una tendencia que ya sostenía la televisión pública desde principios de año con el buen rating del fútbol de los viernes, y que se convirtió en los días de mayor audiencia del canal.
El fútbol ha cuadriplicado los mejores rating del canal en todo el año y este viernes superó esas marcas, ante una gran cantidad de programas que apenas promedian 4 puntos, y que demuestra que cuando la televisión propone ciclos de interés popular, la gente acompaña.
Ya le había sucedido en 2008 cuando emitió los juegos Olímpicos y los partidos de la selección de Argentina, con excelentes niveles de audiencia.
En la señal pública se imaginan que tanto este sábado, como el domingo, con los choques de Boca y River en el debut del torneo, estas cifras serán aún superados.
Tambien llegaron las inquietudes de algunas provincias, como Córdoba, San Juan y el norte, algunas de sus ciudades no pudieron ver el partido gratis por la falta de señal de Canal 7 y de América.
"Los canales de aire no llegan al interior y dependemos mucho del cable", señalaron desde una de las provincias, por lo cual se supone que el Estado deberá negociar con cableoperadores provinciales para que realmente el fútbol "llegue a todos".
En tanto, en la casa Rosada, la presidenta Cristina Kirchner, según sostuvo la agencia oficial Télam, detuvo todas sus actividades habituales para observar algunos minutos del inicio del partido entre su club, Gimnasia y esgrima La Plata y Godoy Cruz.
En los pasillos de la Rosada se vivía como "un triunfo político" el inicio del campeonato y nadie lo intento disimular.
Seguramente que es una buena antesala para presentar el proyecto de la Ley de Medios.
Ahora se podrá entender mejor los contenidos de la misma.
primer costo del grupo: cablevisión tiene que devolver la plata mientras cristina midió 30 puntos
Atenti, abonados.
DirecTV y Cablevisión están informando a sus clientes que les van a reintegrar el dinero que cobraron por adelantado en relación al fútbol codificado de agosto y que han suspendido la facturación de cargos futuros.
Comenzó el drenaje.
Atenti, compañeros.
Conocimos el rating de Cristina del jueves.
Las palabras de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, anunciando la nueva televisación del fútbol, midieron 30.5 puntos, sumando el promedio de los 5 canales de aire.
Cada punto de rating se calcula en 100.000 personas.
viernes, 21 de agosto de 2009
un martín fierro en el medio de apo y víctor hugo
Alejandro no hace mucho tiempo fue separado de la programación de Radio Continental por "razones de reestructuración" del medio, según argumentaron.
Alejandro trabajó con Victor Hugo durante mucho tiempo.
Alejandro había tenido opiniones políticas diferentes con la mayoría del staff periodístico de la radio.
Alejandro el miércoles fue premiado con el Martín Fierro por “labor periodística deportiva” pero estuvo ausente en la ceremonia.
El galardón fue en reconocimiento a su trabajo en “Competencia” y en “Con Afecto”.
Alejandro dijo que no fue porque estaba trabajando y que la gente que estaba con él estaba muy emocionada por el premio.
Víctor Hugo lo llamó ayer a la mañana en su programa de la radio.
Y Alejandro le agradeció el saludo de Víctor Hugo: “¡qué bueno que me llames, te extraño!.
Y anticipó que lo llamaron de la oficina de canal 7 de Carlos Asnaghi y le preguntaron si estaba dispuesto a charlar para comentar los partidos de fútbol y agregó “les dije que sí y me dijeron que me llamaban. Es lo único que sé”.
"Te pido un favor personal", le dijo Víctor Hugo: "vos sos el mejor relator-comentarista de fútbol. Vos entendés...deciles eso..."
Gracias Víctor Hugo, le dijo Alejandro.
es que el 28 de junio no había ganado nadie
En números, política y comunicación, perdimos esa elección legislativa.
Esa es la verdad.
Pero el entusiasmo de la oposición y sus escribas no les dejaba hacer un cuadro de situación realista.
El 70 por ciento de los votantes tampoco votaron claramente a ningún líder de la oposición. Los argentinos no quisieron depositar claramente en nadie un poder que desestabilice el gobierno.
Por eso ayer, sin ir al fondo del mensaje electoral, Eduardo van der Kooy en Clarín, se sorprende cuando afirma: “Tal vez ni Néstor ni Cristina Kirchner hayan imaginado durante la noche aciaga de la derrota de junio que el tiempo poselectoral sería lo que está siendo. Un tránsito en el cual el matrimonio presidencial va imponiendo, con escasos obstáculos, su dinámica y su lógica política”.
Según el columnista, las razones de esa situación son tres: que el recambio parlamentario recién se producirá en diciembre, las internas dentro de la oposición y que ningún dirigente del justicialismo “se anima” a decirle a los Kirchner que “su ciclo” terminó.
Por eso también ayer se sorprende en La Nación, Joaquín Morales Solá, cuando asegura que “convertido en una especie de Cid Campeador sin causa ni religión, el ex presidente sigue ganando batallas tras haber sido abatido”.
Para el hombre del monopolio mediático, “sólo dos factores parecen en condiciones de ponerle límites después de la derrota: el irritado humor social y, de alguna manera, la opinión de la Iglesia”. En este marco incluyó la reacción por el aumento tarifario en gas y en electricidad y las críticas de la Iglesia por el aumento de la pobreza.
“Entre esos huecos vacíos de la política Kirchner está reedificando su poder después de la ruina".
A los que creemos en la política, las convicciones y la voluntad, no nos ha sorprendido. Y lo hemos dicho en este humilde blog.
El partido dura 90 minutos. Hay que jugarlos completo. Incluso el tiempo suplementario.
jueves, 20 de agosto de 2009
más violencia: ¿hasta cuándo montonero capusotto con los martín fierro?
La verdadera demostración de que este no es un país en serio.
No lo puedo creer, ver levantar la estatuilla a semejante adefesio que tiene 3 puntos de audiencia.
Que encima nació en Castelar, en medio del conurbano.
Claro, tiene que ser del Canal 7, que mantiene a todos los vagos y así gastan la plata de los jubilados y ahora con el futbol no va a ver gasas en el hospital.
Y pensar que un periodista culto como Mariano Grondona se quedó afuera...
Decí que la Mirtha se sacó el Platino y ahí la gente linda se sintió aliviada.
Y Magdalena la fusiló y le puso los tantos a Cristina.
Dios aprieta pero no ahorca.
Y Cobos ya no hace nada.
miércoles, 19 de agosto de 2009
ahora aparecieron lectores de clarín que están contra clarín
Ya lo habíamos comentado en el post este con el título "dice clarín que todas las cartas de lectores que les llega son de opositores porque nosotros no les escribimos".
Y ahora DsD nos cuenta que pasó esto:
Polémica entre lectores de Clarín
El jueves pasado, DsD observó que en la sección Cartas de Lectores de Clarín se publicaron siete misivas, todas en contra de la ruptura del contrato entre la AFA y TSC por la televisación del fútbol.
Ese mismo día, el editor de esa página del diario, Osvaldo Pepe, envió una carta a DsD en donde señaló que “todas, las publicadas y las no publicadas, absolutamente todas, se manifestaron en contra de la decisión del Gobierno”, y agregó que “la página cerró ayer dos horas más tarde de lo habitual, en espera de que llegara alguna que manifestara un punto de vista contrario”.
Al día siguiente, el viernes, el diario editó una carta firmada por el lector Oscar Lapietra, que señaló: “De verdad, ya Clarín me está cansando por sus constantes críticas al Gobierno, no destacando nunca, o casi nunca, alguna gestión, por buena que sea”, y agregó que “leyendo la página de Cartas al país del jueves 13, ya ni en esa sección puedo creer.
Me pregunto ¿es posible que no haya habido misivas que apoyen la decisión del Gobierno respecto al tema de la televisación del fútbol? ¿Todas las recibidas estaban en contra? De verdad, es poco creíble”.
El diario editó al pie una “N. de la R” en la que incluyó algunos de los argumentos que Pepe brindó a DsD. Otro lector, en la misma página, consideró el lunes que “es realmente de una estrechez mental y un insulto a la inteligencia de los lectores la aclaración que se dio en el apartado del ‘N. de la R.’ del viernes 14, sobre que todas las cartas recibidas habían sido en contra de la rescisión del contrato”, y uno, con ironía, señaló: “Veo el ‘N de la R’ del día viernes y me pregunto desde cuándo el INDEC le cuenta las cartas a Clarín”.
El diario publicó otra ‘N de la R’ en la que insistió: “Clarín ratifica que hasta ese día sólo se habían recibido cartas en ese sentido. Además de los fragmentos de las ya publicadas el jueves 13 y el viernes 14, más las que se suman en la edición de hoy, han quedado sin espacio de publicación un total de 35 cartas: 32 de ellas cuestionan la actitud oficial y 3 manifiestan aprobación con la iniciativa del kirchnerismo”.
desde la esquina de defensa e independencia nos llega la carta nro. 6
El amigo Coco Plaza me envía la nro. 6 de Carta Abierta.
Vale la pena su publicación y lectura:
No somos mujeres y hombres del escándalo, nuestras conciencias no son saltimbanquis de la alarma. Al contrario: los hechos graves como el de la pobreza de amplios sectores de la población nos atañen. La pobreza atañe al fondo último de nuestros compromisos, la idea de igualdad, nuestras antiguas y recientes militancias. Nos compete, nos atraviesa. Por eso podemos decir: no nos escandaliza. El escándalo es gesto espectacular y ademán avieso. El rostro de los pobres se vuelve superficie de inscripción de llamados evangélicos, sacralidades disponibles, obsceno plano televisivo y objeto de malversación política. Nos atañen tanto las vidas dañadas por la miseria como su circulación en un imaginario que las despoja de creación, potencia y libertad.
Un presidente que desguazó las anteriores tramas sociales pudo decir “pobres habrá siempre” mientras creaba las condiciones para un inédito hundimiento de los salarios y los empleos. La conmoción del 2001 hizo visibles a contingentes de desocupados que habían encontrado en su exclusión el ímpetu para un descubrimiento de sus propias facultades organizativas y políticas. El gobierno iniciado en 2003 pensó al trabajo como una vía de recuperación de la dignidad para los desposeídos. Expansión del empleo y paritarias fueron las llaves precisas y, a la vez, el horizonte deseado. Detenido el ciclo, en la tormenta del mundo, la pobreza se hizo tópico de lo irresuelto. También, núcleo rutilante de una confrontación que es necesario deshojar.
En una iglesia de Liniers, en los palacios vaticanos, en los palcos ruralistas y en los grandes medios se agitan hilos que provienen del mismo ovillo. Ovillo que es idea: es posible aunar la mayor riqueza –dada por la propiedad privada de ciertos recursos- con la asistencia caritativa a los más pobres. Campo y Cáritas. Soja y comedor popular. Para que ese enlace sea fructífero y económico debe prescindir de lo que es visto como poder coercitivo y expoliador: el Estado. Y también del enlace de la cuestión de la pobreza con los temas de la justicia y la igualdad. Pobres habrá siempre, para atenderlos está Cáritas. La limosna es la vía celeste para unos y la sobrevivencia menoscabada para otros. Contra ella es necesario volver a situar la defensa de lo público, el engarce de la cuestión social con otros modos de la justicia y la apuesta no a la victimización de lo popular sino a su recreación política.
¿La justicia pendiente del presente no está ligada a la justicia respecto de un pasado criminal? ¿No está la deuda social impaga vinculada a una renovada reflexión sobre las condiciones de una redistribución del ingreso que afecte no sólo a los trabajadores en blanco? ¿Es posible encarar medidas imprescindibles, como un plan orientado a la resolución de las necesidades alimentarias de la población, que tenga alcance nacional y solidez nutricional, sin herramientas impositivas y recaudatorias? Sin retenciones hay limosna. Con retenciones: debate público y politización.
Decir eso suena a mala palabra: ¡quiénes son los extraviados que en el contexto de un ataque masivo a la política reclaman mayor politización! Nosotros: en la intersección, ya lo decimos, de Defensa e Independencia. En otras esquinas priman otros tonos: la indignación y la sospecha. El hombre típico de Corrientes y Esmeralda es hoy alguien que sospecha. Alguien que ve, tras los discursos y los valores de la política, una razón oscura que sería su verdadero sentido. Una razón material, crematística, que funcionaría como hilo explicativo de toda conducta pública. ¡Quién les paga!, es el grito de guerra en una Argentina con una larga devastación de las conductas políticas. Contemporáneo a ese sentimiento está el de la indignación, el ademán del usuario enojado, del ciudadano reclamante, del movilero agitado en persecuciones varias, del periodista de piso que frunce el ceño. ¡Hasta cuándo!, resuena como eco. Entre la sospecha y la indignación se sumerge la vida política del país. Quizás el ejemplo más claro de esto es la mutación de la condición del lector en gritón de los diarios digitales: ya no es el que acude a un encuentro con lo desconocido -que le exige no poca disposición amorosa para comprender- sino el que lee como excusa para el rezongo o la suspicacia insidiosa. Es el rumor mismo, la pasión arraigada en los subsuelos de los modos de vida que agrieta los cimientos mismos de lo público. Alimentados por una larga historia de desalientos y exacciones. Recreados como fábula moral en las usinas mediáticas. La nueva derecha vive en esos relatos y hace de ellos santo y seña.
Hoy esos ríos profundos de la vida contemporánea minan las bases de la gobernabilidad. Lo hacen ahora con el gobierno nacional. Lo harán luego contra otras representaciones. Lo que en su momento llamamos destituyente es eso: una articulación y un impulso, una organización de sentimientos difusos para dirigirlos, sin pausa y sin errancia, contra un objetivo determinado. Por eso los jefes de ese movimiento no son hombres de la política, aunque ellos pretendan usufructuar sus resultados inmediatos. En el fondo se intuyen las futuras víctimas si no logran pactar con ese sordo rumor. Nadie es creíble, nadie está firme. Parecen a salvo aquellos que se escudan en el reconocimiento directo de las razones mercantiles: los que declaman sus historias empresarias, los que piensan la política como un momento más de la expansión de los negocios. Bajo sospecha quedan aquellos que intentan recurrir a los discursos ideológicos o a las tradiciones políticas. Los que confiesan se convierten en testigos protegidos del juicio al entero sistema partidario.
¿Puede reconstituirse lo público en un tembladeral animado por esas fuerzas sentimentales y anímicas? ¿Puede reconstituirse lo público amenazado por la sensibilidad del miedo, la sospecha y la indignación? ¿Qué política podrá sustraerse de esa atmósfera en la que se reclama el reino desembozado de los intereses privados, porque finalmente serían los únicos sinceros?
Una elección parlamentaria ha transcurrido hace algunas semanas. Los resultados fueron adversos para el proyecto que desde estas cartas acompañamos. En cierto sentido, las advertencias que recorrían los escritos anteriores fueron confirmadas: crecieron electoralmente los adalides de la restauración conservadora, fueron ungidos los que debaten en sus gabinetes cerrados si apurar el paso hasta la caída o dejar llegar las cosas –el gobierno exánime- hasta el 2011. El triunfo de Unión Pro en la provincia de Buenos Aires, con un candidato que exhibe como méritos una caudalosa fortuna y destrezas televisivas, pone en evidencia la articulación política de los rasgos profundos de la época: el llamado a la desnuda presencia de las razones mercantiles como latir vital de la actividad pública y la mediatización de la política, convertida en mero apéndice de ficciones publicitarias que toman inspiraciones épicas –en una época que sin embargo pretenden disciplinada por las grandes fuerzas corporativas económicas- y se basan en idealizaciones de la vida popular –cuando estamos en un tiempo en que lo popular resiste dificultosamente la segmentación brutal de las experiencias colectivas-. Esos rasgos no los inventó la derecha. A lo sumo, sus políticos y publicistas son los que más descarnadamente, sin culpa y sin velos, los incorporan y expanden y por ello pueden recibir los mejores dividendos. Los que se mueven como peces en el agua en la sociedad del espectáculo.
La elección de junio hizo visible la debilidad en la construcción de otra escena para la política. De una escena en la que las fuerzas provengan de la militancia popular y no de las mediciones de rating, en la que los candidatos y funcionarios se elijan menos por la opinión pública y más por sus compromisos persistentes, en la que los diálogos tengan menos de representación de roles que de apertura a problemas, en la que el voto se dirima por la defensa de las condiciones reales de vida y no por la presión de los conjurados mediáticos. ¿No serían éstos menos eficaces en su monserga destituyente si estuvieran menos impagas las deudas sociales? Al gobierno lo atacan los jefes agromediáticos por sus aciertos y no por sus errores. Pero en las urnas perdió también por sus traspiés, sus titubeos, sus debilidades. En manos de un electorado que parece más tomado por el desánimo o la apatía que por el entusiasta abrazo a las consignas de derecha.
La restauración conservadora está en curso y en ella se unifican poderes corporativos –el empresariado nucleado en AEA, la airada mesa de enlace, el bloque mediático y algunos políticos-. Sin embargo no puede pavonearse de legitimidad por el resultado electoral. Porque no está mellada la capacidad gubernamental y porque en los cuartos oscuros también fueron ungidas representaciones parlamentarias que arrojan a la escena problemas necesarios de ser tratados en pos de una sociedad más equitativa y justa.
Si el proceso abierto en el 2003 estuviera cerrado, si sólo quedase la organización de una retirada ordenada, el gesto de la crítica sería intento de autoexclusión de la derrota. Una precaria salvación. Por el contrario, si hay que mencionar errores es en función de otra hipótesis: la de que hay un núcleo de valores fundamentales de este proceso que es necesario no sólo defender sino expandir en los próximos dos años. Y que se defienden y se expanden si hay capacidad de reinventar a la vez políticas de gobierno y de impulso de las autónomas voluntades militantes. Si hay capacidad de pensar como interlocutores no a las corporaciones con sus poderes de veto y sus agitadas amenazas sino a los argentinos de a pie: a esos que tienen el poder de su reunión, su fuerza y su voluntad.
Las urnas hablaron, pero su mensaje no tiene por qué ser aquel que los personeros de la destitución creen escuchar. Al contrario, muchos leyeron en ellas el llamado a un activismo renovado, capaz de procurar ámbitos de encuentro, creación de ideas en común, imaginativas defensas de lo público. En algunos lugares el nombre de Carta abierta bautizó esas experiencias que cavan el presente no sólo para atrincherarse en la prioritaria defensa de un gobierno legítimo sino también para encontrar los destellos de una política renacida. En muchas ciudades los hombres se reúnen en Defensa e Independencia. Quizás porque esa esquina siempre esté en el núcleo más íntimo de nuestras búsquedas.
No venimos aquí, al púlpito de la esquina, a presentar la cartilla para la reconstrucción de una militancia popular. Por el contrario: venimos a decir que estamos perplejos y asombrados. Que a la vez que hay indicios de la posibilidad cierta de una catástrofe conservadora hay un énfasis del gobierno en no retroceder en sus decisiones fundamentales y los hay también de una múltiple voluntad colectiva. Podríamos decir: falta la construcción. Nos privamos de hacerlo, para que quede el vacío ruidoso de aquello que no sabemos ni qué sería ni cómo se hace. Apenas intuimos, y que valga como susurro, que mucho de pasión por el presente, de donación a los entusiasmos de lo que viene y de renuncia a las rigideces del pasado, serán actitudes necesarias.
¿Estamos pidiendo más a un gobierno cuya existencia está, sin dudas, amenazada? ¿Estamos concurriendo a la conjura de las exigencias que pueden alterar la vida institucional? ¿Es tiempo de solicitar, una vez más, profundización de los cambios, o sólo se trata de apegarnos a los hechos, a un realismo de la continuidad, para evitar lo peor: la desestabilización, el ascenso brusco de las derechas, el triunfo de las más radicales presiones corporativas, el escenario hondureño? El gobierno está sitiado. Por una confluencia que quizás nadie pueda detener. En el sitio conjuga gestos defensivos, audacias inesperadas y perseverantes compromisos. Entre estos últimos, la actitud de condena frente al golpe en Honduras ante la indiferencia de muchos e incluso la crítica obtusa ante la decisión de la Presidenta de ir al lugar de los hechos para dejar claro que la recuperación democrática en ese país no sólo reclama la acción de las cancillerías o de las instancias diplomáticas internacionales. Honduras nos atañe. Habla de nosotros. Como Argentina habla de Bolivia. Y Bolivia de Venezuela. Y Venezuela de Ecuador. Destinos cruzados y necesidades mutuas en un contexto signado por la expansión de la presencia estadounidense en Colombia de un modo que remeda, amenazante, las viejas prácticas imperiales.
En cuanto a la actitud que el gobierno de Cristina Fernández debiera tener en esta situación amenazada, algunos prescriben concesiones ante grupos de presión; otros la defensa de las políticas económicas sostenidas. Si solicitamos más, es porque consideramos que esa defensa sólo puede desplegarse sobre la constitución de un horizonte político, sobre el hallazgo colectivo de un proyecto que exceda y desborde la actualidad, sobre el sueño común de reinvención de lo público. Sin esa dimensión utópica, sin esa perspectiva que reinscriba los hechos cotidianos en un relato que los excede y potencia, no hay renovación de las posibilidades gubernamentales pero tampoco de las políticas populares. La idea de cambio fue, publicitariamente, capturada por las derechas mientras el gobierno hizo campañas de reivindicación de lo hecho. Pero la política no es el cierre sobre el presente, salvo que se resigne a devenir administración de lo dado. Es desde las fuerzas que efectivamente han transformado mucho en este país y en estos años, desde las fuerzas que han puesto en discusión razones profundas de la transformación social, que se debe recuperar la invocación al cambio. El llamado a la construcción de una sociedad emancipada de sus grilletes y reparadora de sus injusticias.
Se hizo, es cierto. Defendemos lo hecho. Pero lo que pende es fundamental: la reposición de las instituciones estatales en las condiciones de producción contemporáneas, el planteo de un sistema impositivo que tenga un carácter progresivo o desplegar nuevas regulaciones al capital financiero, son algunas. Otras ya las hemos mencionado. Insistimos: no como gestores de un balance de una empresa en quiebra. Sino como trabajadores de su recuperación. La nación está en juego. Y las vísperas del bicentenario podrían ser ocasión de una apuesta imaginativa que desborde los fastos conmemorativos y los rituales previsibles. De una apuesta que incluya los temas postergados de la emancipación, como la relación entre la nación y las comunidades culturales y étnicas que la precedieron. La reivindicación de los pueblos originarios presupone una profunda invitación a poner en cuestión los fundamentos culturales que nos cobijan, no para abandonar los que nos son comunes sino para que nos sean comunes los que surjan de nuevas revisiones históricas.
La idea de que es necesario reabrir las posibilidades de la historia, no puede escindirse de la emergencia renovada de organizaciones populares. ¿A quién le habla el gobierno cuando habla?, es una pregunta que si notoriamente está vinculada con los estilos comunicacionales dice también sobre cuestiones estratégicas. Porque a la escena de las presiones de las corporaciones patronales sólo se la combate con una escena de escucha y conversación con los partidos políticos populares y con los movimientos sociales. Y a la escena de los titiriteros mediáticos se la confronta no sólo con medios públicos -que son necesarios-, no sólo con la democratización que supone una ley de servicios audiovisuales -que es urgente e imprescindible-, sino también con una escena política autonomizada de la lógica mediática. Incluso, la que ocurra en los esfuerzos últimos que realicemos para que nuestra propia conciencia vuelva a albergar la noción básica de autonomía crítica, ética de convicción y templadas responsabilidades para reconstruir un sentido de verdad ante las derechas que en el vaciadero de los conceptos, se revisten con los viejos temas de las izquierdas. No es que las ideologías hayan desaparecido, sino que se las modula como una más de las mercancías que se le ofrecen al consumidor.
Alguna vez dijimos que a las acciones de este gobierno, incluso a algunas de las más relevantes, les faltaba lo previo: una cierta elaboración en la cual se inscribieran con la fuerza necesaria, pero también su enhebramiento con un entramado de voluntades y activismo, capaz de proponer temas, de situar problemas, de hacer y defender políticas. No se trata sólo del horizonte político futuro. Incluso la institucionalidad gubernamental requiere, para sustentarse sin graves cesiones a los poderes corporativos -que encuentran hoy en el empresariado más concentrado un programa completo de transformación de la economía argentina- , de una revitalización de las organizaciones populares.
Eso que falta es necesario para preservar los aspectos más profundos y relevantes de estos años. Para preservar y expandir la política de derechos humanos; la integración regional; los derechos laborales; decisiones soberanas respecto de los organismos financieros internacionales; instituciones de defensa alejadas de las doctrinas de la represión; la inversión de recursos en ciencia y técnica. Preservar y expandir es, también, ir más allá de una concepción economicista que sitúa al crecimiento como estrategia rectora última. La crisis mundial dejó interrumpido ese camino de expansión de la inversión, empleo y mercado interno. La idea de distribución de la riqueza vino asociada no sólo a un retintineo promisorio sino a la efectiva reactivación de la economía. La crisis afecta ese despliegue, que quizás tenía núcleos internos que lo volvían ciego ante ciertas situaciones de exclusión y desigualdad social.
El debate sobre las asignaciones familiares a trabajadores informales o a desocupados, la idea de ingreso universal de ciudadanía, los planes diferenciados para atender situaciones de pobreza, fue postergado en función de una perspectiva economicista. La ausencia de políticas reparatorias que atenuaran las desigualdades dentro del interior del mundo laboral, aligeró como palabras al viento aquellas que nombraban las efectivas medidas de justicia existentes. ¿No tuvieron relación los resultados electorales con esa ausencia? Porque no hay metáfora más errónea que la de traición, que supone a los votantes como seres arrastrados a una decisión cuyo sentido ignoran. Hay, en todo caso, un disgusto, una necesidad, una crítica, que benefició, especialmente, a los dirigentes surgidos de las falanges restauradoras y los gabinetes fantochescos que inventan políticos por encargo. Lamentamos esa decisión emanada de las urnas. Pero no serán las explicaciones consoladoras las que permitan revertirla.
La reversión es posible, pero requiere un modo novedoso de tratar lo público. De volver a considerar lo público. Está en juego eso en la política nacional pero también en la ciudad de Buenos Aires, en esta ciudad con sus plazas en las que se leen estas cartas, con sus edificios sanitarios amenazados por operaciones inmobiliarias, con sus parapoliciales que desalojan espacios comunitarios, con sus jefes de policía que surgen de las más tenebrosas historias de encubrimientos y exacciones. Medidas que pretenden hacer campo raso de lo heterogéneo y de la ciudad laboratorio de la nueva derecha. Nuestra calle, aquí, es Resistencia.
El jefe de gobierno de esta ciudad es un empresario. Como tal parece menos enjuiciable que los hombres de la política. Ante el banquillo del juicio que la sociedad mediática encara, se lo presume inocente. Quizás no del todo, pero sí más que aquellos que hablan más de política que de negocios. Por eso, puede reírse de las combinaciones entre tintorerías y prostíbulos en los barrios pobres de la ciudad. Ha ordenado desalojar huertas y expulsar hombres y mujeres sin techo. Ha burlado a los docentes y a los trabajadores de la salud. Ha imaginado desalojar los antiguos neurosiquiátricos, menos por un libertarismo antimanicomial que por la valorización de los terrenos. Ha nombrado un jefe de policía en cuyo nombre se anuncia la acentuación de estrategias represivas y de funcionamientos corruptos. Perdiendo votos, sin embargo ha ganado las elecciones. Quizás porque en figuras así se condensan las fuerzas anímicas del miedo, la sospecha y la indignación.
No es un problema de los porteños. En Nueva York le pagan a los desocupados un pasaje de ida para privar de su miseria a la ciudad. Pero esta es nuestra ciudad: en ella debemos disputar cada esquina, cada barrio, cada discurso y cada idea. Contra esa articulación reaccionaria, es necesario situar una agenda de recuperación de lo público: del espacio, de las conversaciones, de las políticas, de las instituciones, de los recursos naturales, de las facultades humanas. El mercado, sabemos, es capaz de apropiarse y gestionar todo eso, bajo la lógica de la ganancia y el rendimiento comercial. Y hay políticas estatales que se subordinan a la obediencia de esa lógica. Incluso, algunas políticas nacionales, como la que regula la minería, en la que prima la explotación inmediata antes que el resguardo de los derechos comunitarios. Recuperar lo público es poner en cuestión esos criterios, situarlos en el marco de una discusión que no debe aceptar para sí los límites de lo ya dado, sino que debe constituir el horizonte utópico y realizable de lo porvenir.
Hay mucho que preservar y hay mucho por hacer. Aunque minado por la sospecha y la indignación existe un terreno en el que eso se dirime: la política. Las diversas tradiciones ideológicas que han puesto el acento en lo popular y sus potencias tienen ante sí un desafío mayúsculo: el de considerar su confluencia sin exclusiones, su situación sin mezquindades y el futuro con inédita imaginación.
Aquí en esta esquina somos una suerte de conjurados. En defensa de un conjunto de políticas desplegadas desde el 2003 y del derecho del gobierno a perseverar en ese camino y con la independencia de criterio que nos dan nuestras propias experiencias, valores, ideas. Nuestro llamado al coraje colectivo contra el operativo derrumbe no resuena en el eco de los espacios vacíos. Al contrario, rebota en los cuerpos, se ahínca en los sueños, se intercambia en la reflexión común. Por eso creemos que no se puede hablar de derrota ni de victoria ni nos está dado el tono de la certeza. Sí saber que lo que sucede nos atañe. Y por eso no nos escandaliza.
martes, 18 de agosto de 2009
memoria, justicia y verdad cuando no es solo una cuestión de los sententistas
Yo siento lo mismo.
"Seguiremos estando de pie para exigir que se persiga a los culpables de nuestros 85 mártires sin tregua y sin descanso que ya lleva 15 años", dijo Guillermo Borger, titular de la Amia, hace unos instantes.
Y me pongo en el lugar de los familiares de los 370 compañeros muertos, 200 mutilados y 2000 heridos en el bombardero de la Plaza de Mayo hace más de 50 años y que todavía no han encontrado verdad, justicia, apenas memoria de algunos.
Y siento lo mismo. Me vino de golpe.
Por supuesto que coincido con la necesidad de "verdad, memoria y justicia".
Podemos discutir lo expresado sobre Luis D'Elía o María José Lubertino. Podemos discutir las posturas de gobiernos latinoamericanos sobre Irán. Podríamos también incorporar la cuestión de la instalación de bases norteamericanas en Colombia.
Podemos coincidir y lo hacemos, sobre la cruel persistencia o algo más de Macri de insistir en el Fino Palacios al frente de la "policía" porteña.
En este instante que están saliendo los cables a todos los medios sobre el discurso de reclamo de justicia sobre las víctimas del atentado en la Amia.
Que internet reproduce ese reclamo con la velocidad de estos tiempos.
Pero es bueno observar lo que dicen aquellos que sostienen que no hay que mirar hacia atrás cuando se insiste en la verdad, memoria y justicia en el genocidio de la dictadura del 76.
O en los bombardeos de Plaza de Mayo en el 55 dejando sin esa justicia y con poca memoria. Y también fue un acto de lesa humanidad.
Es una cuestión de los setentistas.
Es lo que siento. Me vino de golpe.
¿qué están haciendo él y ella ahora?
El hombre decía esto:
"Que cada crimen tenga un castigo. En eso se basa nuestro plan de seguridad.
Y la diferencia con el Gobierno es que nuestro plan, es en contra de los delincuentes.
Nosotros también tenemos un plan a favor del campo.
Un plan para generar trabajo. Un plan para que bajen los precios, y un plan para que haya educación gratuita y de calidad para todos nuestros niños.
Sabes que yo puedo cumplir.
Mi único compromiso, es con vos".
La mujer mostraba esto:
Sobre un fondo negro, en el centro, un triángulo amarillo, con un vértice apuntando a la derecha. Abajo, el nombre y el apellido, Gabriela Michetti, uno en blanco, otro en amarillo. Nada más. Algunos de los carteles eran enormes, el extralarge de la publicidad callejera. Hasta donde pude ver, esa fue toda toda la propuesta de la candidata del PRO para las elecciones del pasado 28J. No recuerdo nada más.
Ella y él compartieron el mismo asesor, el ecuatoriano Jaime Durán Barba.
Ella y él sacaron en sus distritos alrededor del 30 por ciento de los votos.
A ella y a él el 70 por ciento de los votantes no les entendieron la propuesta.
¿A casi dos meses de esa elección, dónde están, qué dicen, qué hacen?.
lunes, 17 de agosto de 2009
gente nerviosa: algo estarán haciendo
Uno cree que las cosas pasan porque si, de pura casualidad.
Y no es así.
Uno cree que pueden estar en sus casas tranquilos, con su nietos. Y no es así.
No están quietos, ni tranquilos, ni lo estuvieron todo este tiempo.
Tantos años con poder y relaciones emanadas del mismo, tantos años de impunidad, que ciertos hábitos se mantienen. Más cuando está en juego la libertad personal.
En esta semana se conoció un documento de la Unidad Fiscal de Coordinación, creada en 2007 por la Fiscalía del Estado para acelerar las investigaciones sobre violaciones de los derechos humanos, mostró que en el primer semestre de 2009 se sumaron 65 procesados a los 533 que había hasta el año pasado.
La cantidad de procesados ascendió entonces a 598, pero a ella hay que quitarle 10 casos correspondientes a personas que fueron condenadas, fallecieron o dejaron de ser procesadas.
Las causas por violaciones de los derechos humanos se reactivaron en la Argentina luego de la derogación parlamentaria en el año 2003 de las denominadas "leyes del perdón”, dictadas en la década de los años ochenta, y que beneficiaron a un millar de represores.
Dos años después estas leyes fueron declaradas "inconstitucionales" por la Corte Suprema de Justicia, que en 2007 también anuló los indultos concedidos en 1989 y 1990 a través de decretos presidenciales.
Pero para mí que hay gente nerviosa. Y activa.
Ya no son lo que fueron. Pero las corporaciones no se jubilan.
Qué quiere que les diga!!!.
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