Una nueva categoría ha surgido en la política donde el ego juega su papel. Hasta ahora teníamos, traidores, leales, ortodoxos, transversales, apresurados, retardatarios... Y ahora se notan ellos, sobresalen
Recorren con gesto sereno y objetivo y correcto las redacciones y los pisos de radios y televisión dejando su mensaje prolijo, limpio, y sembrando siempre alguna duda sobre el gobierno nacional.
Los comunicadores serios que los entrevistan los aprueban con aire afirmativo de la verdad que están revelando.
Mientras estuvieron ellos todo marchaba bien. Pero los caprichos de la presidenta decidieron que ya no estén en el lugar que deberían estar, en lo alto.
Es más, todo lo positivo que se pueda resaltar de esta gestión es gracias a ellos. Todo lo que se pueda criticar la responsabilidad es de Cristina o de algún funcionario que se encuentra cumpliendo una función que solo ellos la pueden cumplir con eficiencia.
Ellos son los despechados. Ni demasiado leales ni suficientemente traidores. Correctamente egoístas al altura de su propio ego.
¿Quién se cree Cristina que es para removerlos de sus cargos?. ¿A ellos, justo a ellos?