Nos cuentan que luego de la tempestad que azotó a la Capital que dejó seis muertos,
el PRO se tomó dos semanas para reordenar su tropa y revisar, puertas adentro, los errores cometidos durante la gestión de una crisis marcada por la ausencia inicial de casi todas las cabezas del gobierno porteño.
La última fecha de ese inventario de daños políticos, sucedió el jueves pasado, en el
Hotel Intercontinental,
propiedad del holding inmobiliario IRSA, durante una reunión de gabinete ampliado, encabezada por
Mauricio Macri, que incluyó a
450 funcionarios entre ministros, secretarios, subsecretarios y directores generales.
Fue realizado pocas horas antes de la movilización opositora del
18A y arrancó con
la desazón de varios de sus participantes cuando se enteraron que el alcalde había resuelto no asistir a la marcha contra el gobierno nacional, aunque
gran parte de los asistentes habían dedicado el grueso de su trabajo durante los últimos días para sumar adherentes.
El gesto cosechó incertidumbre entre las líneas del gobierno que,
se preguntan si el alcalde apostará con fuerza a los próximos comicios legislativos o cederá a las recomendaciones del consultor Jaime Duran Barba y
concentrará todos sus esfuerzos en su candidatura presidencial en 2015.
A diferencia de las citas anteriores,
tuvieron en sus manos un pulsador electrónico. La novedad, según fue repartida
para que cada funcionario contestara una encuesta en tiempo real, con consultas sobre el desempeño de la gestión ante el último temporal y, también, sobre los planes presidenciales del PRO.