En el primero, el proceso de pesificación requiere ciertas regulaciones sobre publicidad y comercialización, además de modificaciones culturales en un marco de crecimiento económico y estabilidad cambiaria.
En el segundo, haber sido la peor opción financiero en los últimos diez años no ha sido suficiente. Sólo la evolución del dólar en el mercado internacional podrá desalentar el ahorro en esa moneda, que se devalúa, está siendo desplazada lentamente como activo de reserva por las potencias emergentes y, además, pierde poder adquisitivo.
En los últimos 25 años, de acuerdo con la evolución del índice de precios de Estados Unidos, su capacidad de compra descendió 50 por ciento. Este es un ciclo autónomo de la dinámica económica local con su cultura dolarizadora, pero ese proceso de declive del billete verde a nivel internacional no debería ser ignorado por aquellos que manifiestan síntomas de TOC (trastorno obsesivo compulsivo) con el dólar.