Confirmando la mala relación de Riquelme con el macrista Angelici.
El reloj marcaba la 1.24. Hacía una hora y media que Boca había perdido la final de la Copa Libertadores ante Corinthians. Los jugadores habían evitado el contacto con los enviados especiales en el Pacaembú. uno a uno, fueron saliendo los jugadores de Boca del vestuario hacia el micro para tomar el avión de regreso a Buenos Aires.
De repente, asomó la figura de Juan Román Riquelme, el hombre de la palabra más esperada. Fue el único que se detuvo ante los periodistas y, antes de hablar, pidió que esperaran a que todos salieran de la zona mixta, porque estaban apostados en medio del pasillo.
Entre los dirigentes, apareció Daniel Angelici. Apenas lo vio entre los micrófonos, el presidente le clavó una mirada fulminante a Román. Y no la soltó en ningún momento, hasta que pasó por delante del enganche de Boca y le ofreció un gesto de desaprobación.
Riquelme lo ignoró.
Riquelme lo ignoró.