Este incidente lleva a recordar un episodio también protagonizado por Castro hace exactamente una década, en el recinto de la Cámara de Diputados, cuando se debatía la Ley de Quiebras reclamada por el FMI. En esa oportunidad desató un escándalo al dejar una bandera norteamericana en el escritorio de la presidencia del Cuerpo, lo cual motivó un pedido de sanción.
La crónica del episodio ocurrido el 10 de mayo de 2002 puede encontrarse en parlamentario.com. En uso de la palabra, Castro había cuestionado al Congreso al preguntarse “¿a quién representa este Parlamento, al pueblo soberano argentino o a los intereses norteamericanos que representa el FMI?”.
Entonces planteó que si los legisladores avalaban “los intereses foráneos se descolgara el pabellón nacional e izara la bandera norteamericana”, y blandió la insignia de los Estados Unidos ante la mirada atónita de sus pares.
Ante la sorpresa generalizada, la legisladora opositora se levantó, atravesó el recinto hasta la mesa de la presidencia y depositó la bandera norteamericana ante el titular de la Cámara, el justicialista, Eduardo Camaño, para regresar luego a su banca. Indignado por lo que calificó como una falta de respeto que no merecía, Camaño reaccionó y, aun con el pabellón extranjero sobre su escritorio, planteó que Castro había “ofendido a todos los argentinos” y la conminó a retirar la bandera, bajo amenaza de iniciarle una cuestión de privilegio.
Allí se inició una pulseada entre Camaño y Castro para que la diputada retirara por “motus propio” la bandera, lo cual no ocurrió.
Camaño endureció su posición, poniendo a consideración del Cuerpo una cuestión de privilegio para sancionar a la diputada de Frente para el Cambio.
La moción fue aprobada por los dos tercios de los legisladores presentes pero luego se perdió en la burocracia de las comisiones de la cámara de diputados.
La crónica del episodio ocurrido el 10 de mayo de 2002 puede encontrarse en parlamentario.com. En uso de la palabra, Castro había cuestionado al Congreso al preguntarse “¿a quién representa este Parlamento, al pueblo soberano argentino o a los intereses norteamericanos que representa el FMI?”.
Entonces planteó que si los legisladores avalaban “los intereses foráneos se descolgara el pabellón nacional e izara la bandera norteamericana”, y blandió la insignia de los Estados Unidos ante la mirada atónita de sus pares.
Ante la sorpresa generalizada, la legisladora opositora se levantó, atravesó el recinto hasta la mesa de la presidencia y depositó la bandera norteamericana ante el titular de la Cámara, el justicialista, Eduardo Camaño, para regresar luego a su banca. Indignado por lo que calificó como una falta de respeto que no merecía, Camaño reaccionó y, aun con el pabellón extranjero sobre su escritorio, planteó que Castro había “ofendido a todos los argentinos” y la conminó a retirar la bandera, bajo amenaza de iniciarle una cuestión de privilegio.
Allí se inició una pulseada entre Camaño y Castro para que la diputada retirara por “motus propio” la bandera, lo cual no ocurrió.
Camaño endureció su posición, poniendo a consideración del Cuerpo una cuestión de privilegio para sancionar a la diputada de Frente para el Cambio.
La moción fue aprobada por los dos tercios de los legisladores presentes pero luego se perdió en la burocracia de las comisiones de la cámara de diputados.